En la película El Náufrago hay una escena que amo, en la que el protagonista siendo preguntado por las razones por las que pudo permanecer vivo todos esos años en una isla desierta, a pesar del dolor, la soledad, la tempestad, el hambre, él respondió:
Lo que me mantuvo vivo fue respirar, seguir respirando y esperar a ver qué me traía la marea al día siguiente.
A veces nos toca hacer eso.... respirar y seguir respirando hasta ver que nos trae la marea al día siguiente.
A nuestro protagonista la marea le trajo los elementos que le permitieron salir de esa isla. Su deseo de salir de ahí y el amor lo salvaron.
Cada uno tiene su propia isla desierta, su propio deseo de salir de ella y una fuerza lo suficientemente poderosa como para esperar la siguiente marea.
Como emprendedores muchas veces nos sucede que nos falta el aire, sentimos que naufragamos, que ya nada tiene sentido. Cuando además el contexto es desfavorable y las cosas no salen como esperamos es comprensible sentirnos zozobrar, perdernos, extraviarnos.
Recordemos cuando eso pase que solo debemos seguir parados sobre nuestro compromiso y nuestro para qué y permitir que nosotros y nuestro proyecto sigan respirando.
Gaby López